Las columnas son octogonales, sirviendo como de búcaro a bellísimos capiteles, en cuya composición resaltan las piñas orientales, que son realmente una maravilla. Asimismo son destacables y de gran pureza los arcos de herradura que sostienen aquellas columnas, cada dos. Curiosamente, todos los capiteles son distintos.
El interior de la Sinagoga de Santa María la Blanca se divide en cinco naves. Todas son de un color blanco muy puro, como si no quisieran contradecir su nombre. Se estima que se levantó en el siglo XIII aunque la fecha no se conoce con exactitud. Sí se sabe que estuvo dedicada al culto hebreo hasta mayo de 1405. Más tarde se convirtió en lugar de recogimiento para mujeres extraviadas (año 1550). Después se dedicó en calidad de ermita a la advocación de Santa María, llamada por el pueblo ‘la Blanca’.