La Iglesia de San Andrés es un templo en el que se conjugan a la perfección elementos de diferentes épocas y estilos. Entre ellos destaca su portada principal, única en su género en Toledo. Es de estilo almohade, rematada por arquillos sobre columnas vidriadas y restos visigodos. De una parte, están presentes el mudéjar y el gótico, y, de otra, el barroco a raíz de la remodelación llevada a cabo en el siglo XVII.
Tras la última restauración (1975) aparecieron interesantes tracerías en la fachada que evocan el goticismo del crucero. Se descubrió también un relieve visigodo y dos pilastras de la misma época.
El exterior de la Iglesia de San Andrés presenta una fachada austera pero imponente. Cuenta con detalles arquitectónicos góticos que reflejan la espiritualidad y la grandeza de la fe. Uno de los elementos más notables es la torre campanario, que se eleva sobre la ciudad y es visible desde diversas partes de Toledo.
Interior de la Iglesia de San Andrés
La Iglesia de San Andrés tiene tres naves divididas en seis tramos y separadas por diferentes tipos de soportes: columnas de orden toscano, pilares de ladrillo con columnillas adosadas y cardinas; dos pilastras visigodas sobre las que montan un capital corintio y una basa, respectivamente; un fuste estriado y un cipo con inscripción sepulcral; y un capitel prerrománico y un cimacio visigodo. Los arcos en las naves no son de un mismo tipo; por el contrario, los hay de herradura, de herradura apuntada y de medio punto. El claustro mudéjar se levantó en torno a finales del siglo XII.
El retablo mayor, cuya traza se debe a Juan de Borgoña y a Antonio de Comontes, tiene un total de treinta tablas que representan escenas de la vida de Jesús, de la Virgen, de los apóstoles y de los santos.