Visitar Toledo. Siempre que visitamos una ciudad hay que tener en cuenta las horas de luz solar de las que dispondremos. No es lo mismo una noche de invierno que una de verano. También hay que tener en cuenta el clima. En el caso concreto de Toledo, posiblemente mayo o junio sean los mejores meses en los que hacer la visita. Hay bastantes horas de luz y con unas temperaturas bastante agradables, tanto por el día como por la noche.
Visitar Toledo en un día
Partiendo, pues, de esta importante premisa, un buen punto desde el que visitar Toledo en un solo día puede ser el Puente de San Martín. La elección no es aleatoria sino que tiene un motivo bien claro. Cabe la posibilidad de aparcar gratuitamente nuestro coche en la CM-401 junto al citado puente. Quien vaya en autobús o en tren puede elegir cualquier otro punto para comenzar la visita.
Así pues, una vez hayamos cruzado esta magnífica construcción que salva el río Tajo, lo mejor será subir por el Paseo de Recaredo hasta que a nuestra derecha tengamos la famosa Puerta del Cambrón. Es una edificación del siglo XVI que da acceso al interior de la ciudad amurallada. Justo enfrente, después de subir una pequeña rampa, nos encontraremos con una de las paredes del Monasterio de San Juan de los Reyes. Su interior se puede visitar previo pago, ya sea la entrada única al recinto, ya sea usando la conocida como pulsera turística.
Avanzando por la Calle de los Reyes Católicos, en la acera de la izquierda encontraremos una pequeña puerta que da acceso al patio exterior de la Sinagoga de Santa María la Blanca. Esta visita se puede pagar de manera individual o mediante la ya mencionada pulsera turística. Un poco más adelante, y ya situados en el conocido como Paseo del Tránsito, se encuentra la Sinagoga del Tránsito. Actualmente sirve como sede para el Museo Sefardí. A escasos 50 metros encontraremos la entrada al Museo de El Greco. En su interior podremos contemplar algunas de las obras más importantes del famoso artista español. Entre ellas destacan el Apostolado y Vista y Plano de Toledo.
Iglesia de Santo Tomé
Subiendo por la Calle de los Alamillos del Tránsito llegamos a la Iglesia de Santo Tomé. De la misma se pueden destacar dos elementos fundamentales: en primer lugar, la torre mudéjar que se conserva de la iglesia original (del siglo XII); y en segundo lugar, el cuadro de El Entierro del Conde de Orgaz, de El Greco (incluido con la pulsera turística). Ya en la cercana Calle de Santo Tomé podemos dirigirnos hacia el cruce con las calles de la Trinidad y de El Salvador. Allí se encuentra la Iglesia de San Salvador y, un poco más adelante, la Iglesia de San Marcos.
Siguiendo el recorrido por la Calle de la Trinidad, a nuestra izquierda encontraremos un pequeño callejón que nos llevará a la Calle de Alfonso XII. Nos dejará prácticamente delante de la Iglesia de San Ildefonso. En este magnífico templo vamos a poder encontrar elementos arquitectónicos y decorativos de gran valor. También está la interesante posibilidad de subir a las torres para poder observar Toledo a vista de pájaro.
Se puede continuar la ruta bajando por el Callejón de Orates hasta llegar a la Calle de Nuncio Viejo. El objetivo es llegar a las paredes del claustro de la Catedral Primada de Toledo. Se trata, sin duda alguna, de uno de los edificios más representativos de la ciudad. Esto es así tanto por su gran valor arquitectónico como por su gran valor cultural. En su interior vamos a poder encontrar una gran cantidad de elementos de diferentes épocas que hablan de la gran riqueza artística de Toledo.
Acceso a la Catedral de Toledo
El acceso a la catedral se realiza previo pago de la entrada. La taquilla se sitúa en la Calle del Cardenal Cisneros. Se visita la propia catedral y un museo creado con las obras más importantes que se encuentran en el interior del templo. No nos olvidemos que en la misma plaza en la que se encuentra situada la catedral, también podremos observar dos edificios de gran relevancia, como son el Ayuntamiento de Toledo y el Palacio Arzobispal.
Yendo por la Calle del Cardenal Cisneros rodearemos la catedral y llegaremos a la parte trasera de la misma. Desde allí nos dirigiremos en dirección norte hacia la Calle de Tornerías. Allí encontraremos la Mezquita de Tornerías. Es un pequeño edificio de dos plantas que se levantó en la segunda mitad del siglo XI. Destaca por su gran sencillez arquitectónica. Al final de la Calle de Tornerías se puede girar a la derecha para llegar a la plaza de Zocodover. Es uno de los lugares más concurridos de Toledo. Su historia fue muy importante en el devenir de los acontecimientos de la ciudad.
Arrasada casi en su totalidad durante la Guerra Civil española, se reconstruyó hasta alcanzar el aspecto que presenta actualmente. Uno de los elementos que resistió a los bombardeos y asedios fue el llamado Arco de Sangre. Está situado al este de la plaza y lleva directamente a la Calle Miguel de Cervantes. Justo a la izquierda encontraremos el Museo de Santa Cruz, situado en un antiguo hospital. En su interior vamos a poder contemplar piezas que van del Neolítico al Renacimiento.
Puente de Alcántara y Alcázar
Muy cerca del Museo de Santa Cruz se encuentra situado el Convento de la Concepción. Un poco más adelante encontraremos una zona adecuada para el aparcamiento de coches. Si avanzamos más, veremos a la izquierda el famoso Puente de Alcántara, una de las joyas arquitectónicas de Toledo. En la otra orilla del río Tajo, situado en una pequeña loma, podremos ver el Castillo de San Servando. Actualmente no es posible visitarlo.
Subiendo por la Calle de la Unión nos encontraremos al pie del Alcázar de Toledo. Es otro de los edificios más representativos de la ciudad por su sobriedad por su excelente ubicación. Se encuentra en el punto más alto de la urbe. Merece la pena rodearlo para poder observar su gran tamaño. En la Calle de los Alféreces Provisionales se encuentra la entrada principal al Museo del Ejército. Antiguamente se encontraba en Madrid pero se trasladó a Toledo.
Para ir terminando la visita, iremos a la cercana Plaza de Zocodover y saldremos por la Calle de la Sillería; continuaremos por la Calle de Alfileritos y giraremos a la derecha en el cruce con la Calle del Cristo de la Luz. Un poco más adelante, a mano derecha, encontraremos otro de los símbolos de Toledo: la Mezquita del Cristo de la Luz. Es uno de los edificios más antiguos de la ciudad. A pesar de su pequeño tamaño, el valor de este edificio, recientemente restaurado, es de incalculable valor. En la misma calle, a escasos metros de la mezquita, podremos ver y atravesar la Puerta de Valmardón. Sus orígenes pueden estar en tiempos de los visigodos.
Visitar Toledo y sus puertas
Una vez la hayamos pasado, justo a la derecha podremos encontrar la Puerta del Sol, del siglo XII. Sus arcos (de diferentes estilos arquitectónicos) se pueden atravesar. Bajando por la Calle de Real del Arrabal nos acercaremos a nuestros últimos puntos de interés. En primer lugar, a mano izquierda veremos la Iglesia de Santiago del Arrabal, que data del siglo XI. Al otro lado de la calle veremos la Puerta Nueva de Bisagra, con sus dos características torres. Ya en el exterior, siguiendo el recorrido de las murallas hacia el oeste por unos pequeños jardines situados junto a la Calle de Alfonso VI, llegaremos a la Puerta Antigua de Bisagra, que fue construida en el siglo IX cuando la ciudad estaba controlada por los árabes.
Para concluir la visita y llegar al punto de origen, lo mejor es seguir avanzando hacia el oeste, bordeando las murallas, hasta llegar al acceso al remonte mecánico, unas escaleras mecánicas que comunican ese punto bajo de la ciudad con un punto más alto de una manera sencilla y económica (no hay que pagar por usarlo). Llegaremos así al edificio de la Diputación Provincial de Toledo. A la derecha, por la Calle del Real, llegaremos nuevamente hasta la Puerta del Cambrón. Desde ahí podremos llegar al Puente de San Martín por la Bajada de San Martín o por el Paseo de Recaredo.
No hay mejor forma de visitar Toledo que a pie. Si la temperatura es agradable, seguro que se hará una experiencia muy bonita.