La Puerta Nueva de Bisagra se levantó en el siglo XVI. Consta de dos cuerpos de edificio separados por un patio cuadrado. Este patio tiene cerrados los costados por unos muros altos y coronados por recias almenas.
El primer cuerpo del edificio tiene su entrada al sur de la Puerta. Comunica con el patio y a su vez con la puerta del segundo cuerpo del edificio. Como elementos destacables de este primer acceso se encuentran los relieves del escudo de Carlos V (águila de dos cabezas).
Una vez dentro del patio, a nuestra espalda podremos ver los dos torreones de los conocidos chapiteles. Al otro lado del patio se encuentra el otro cuerpo del edificio. Consta de un arco de medio punto sobre el cual, en una hornacina, se encuentra una pequeña estatua de mármol blanco que representa a San Eugenio. Fue el primer arzobispo de Toledo. Su autor es el conocido Berruguete. Pasado el arco, veremos a ambos lados dos torreones redondos con dos estatuas de reyes visigodos. Arriba del todo, un ángel custodio remata la escena.
Sufrió una reconstrucción a mediados del siglo XVI, que debió de comenzar hacia 1540. En ella participaron Nicolás de Vergara el Viejo, Juan de Benavides, Eugenio Sánchez y hacia 1547-1548 Alonso de Covarrubias. Las obras finalizaron en 1576. A escasos metros podremos ver la Puerta Antigua de Bisagra.
Entorno de la Puerta Nueva de Bisagra
El entorno de la Puerta Nueva de Bisagra es igualmente impresionante, con un amplio espacio que permite a los visitantes disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. La puerta está situada cerca del Alcázar de Toledo y del Puente de Alcántara, lo que la convierte en un punto de partida ideal para explorar la ciudad.
La Puerta Nueva de Bisagra es un símbolo de la historia y la arquitectura de Toledo, y su majestuosidad y belleza atraen a visitantes de todo el mundo. Es un testimonio de la importancia de Toledo como ciudad histórica y un lugar imprescindible para aquellos que desean conocer su rica herencia cultural y patrimonio arquitectónico.